Será un verano atípico, eso es indiscutible. Pero lo cierto es que según van pasando las semanas crece nuestra esperanza de tener vacaciones. Y aunque en un principio se nos antojaba impensable, una charla reciente con una amiga nos ha abierto los ojos. En la medida de nuestras posibilidades, hay que viajar y volver entre todos a poner ésto en marcha. Seguramente este año retrasaremos unas semanas la salida (o estampida de otros veranos) y muchos descubrirán los tesoros del turismo rural. Otros seguirán apostando por la costa y las islas, de otro modo, pero sin renunciar a la belleza de los atardeceres en la playa. Por eso hemos querido dedicar este post, como en otras ocasiones, a destinos españoles que tenemos apuntados en nuestra wish list de viajes, y que nos llaman la atención por su originalidad y por qué no reconocerlo, por su decoración.
La Casa de los Tomillares, Candeleda:
Su dueña, Carolina Sánchez Vadillo es interiorista y eso se nota desde que entras en la edificación, situada en plena naturaleza, en la Sierra de Gredos. Un pequeño oasis de calma, con siete habitaciones, decorado con un gusto increíble, donde destacan los muebles gustavianos suecos y franceses y salpicado por cientos de detalles: velas aromáticas, bouquets de flores frescas y preciosas vajillas antiguas. Allí podrás descansar gracias a los espacios de este pequeño hotel, elegantes y con cierto toque romático (es ideal para una escapada en pareja) Además cuenta con cocina propia, con lo que podrás desayunar en su cenador, o cenar en su comedor interior. Y si hace buen tiempo, te preparan un picnic que puedes degustar en cualquier rincón de la finca.
Hotel Experimental, Menorca:
Seguramente si pensamos en un hotel en Menorca es otro el interirismo que seguramente esperaríamos contemplar, algo más cercano al estilo Raw del que os hablábamos el otro día en este post. Rodeado de 40 hectáreas de terreno, con pinos y vegetación de la zona, este establecimiento propiedad del grupo francés Experimental Group se ubicó en una antigua finca del siglo XIX. Nos ha encantado su decoración, a cargo de la interiorista Dorothée Meilichzon (nombrada en 2015 decoradora del año en la Feria Maison&Object) Resulta cuando menos sorprendente, una mezcla perfecta entre el diseño más contemporáneo y las tradiciones vernaculares constructivas de la isla, como las hornacinas nicho que vemos en el comedor y en algunas de las habitaciones. Espacios más neutros en las zonas comunes, con muchos detalles de los artesanos de la zona y profusión de color en las suites. La idea era disfrutar del “lujo” mediterráneo y creemos que está plenamente conseguido.
Hotel Plaza 18, Vejer de la Frontera:
Viajamos hasta uno de los pueblos más bonitos de España para descubrir este hotel tan singular. Diseñado por la arquitecta británica Nicky Dobree, se ubica sobre una antigua casa de comerciantes que data de 1896 (en sus cimientos se encontraron restos de una casa árabe del siglo XIII) Se quiso respetar parte de la tradición constructiva de la zona, pero dotándolo de un aire nuevo, como un elegante refugio para viajeros del siglo XXI. Lo que más nos ha gustado es su decoración ecléctica, con muchos guiños a la cultura andaluza, pero mezclados con elementos más internacionales, ya que muchos de sus muebles y las obras de arte que adornan sus paredes se compraron en anticuarios europeos. Desde la terraza principal se pueden apreciar las vistas del centro histórico de la ciudad e incluso las costas del Norte de África. y un detalle que nos ha cautivado: la arquitecta trabajó con un perfumista de renombre para crear productos específicos para el hotel, cuya fragancia de naranja, bergamota, lavanda y geranio fue inspirada por el propio Vejer.
Tres hoteles para perderse y que esperamos que os hayan inspirado ¡Sed felices!