Esta semana es especial para nosotros, porque como ya sabréis, son las fiestas del Pilar y eso los mañicos nos lo tomamos muy en serio. Hemos aprovechado para cogernos unos días y escaparnos a Oporto. No era la primera vez que visitábamos la ciudad, pero es que en cada viaje descubrimos algo nuevo, rincones llenos de encanto y tiendas y restaurantes increíbles. Así que muy pronto esperamos poder contaros en un post algunas de nuestras recomendaciones. Pero mientras tanto, hoy os traemos otra maravilla, una finca situada en la isla de Menorca, llamado Bec d´Aguila, que descubrimos bicheando por Instagram y que es un perfecto ejemplo de lo que nosotros entendemos como lujo silencioso.
Una mansión rural construida en el siglo XIX, en lo alto de una colina, entre los pueblos de Alaior y Es Migjorn Gran, por una familia de comerciantes como su lugar de retiro, rodeados de una naturaleza que invita a la relajación. Sus propietarios decidieron renovar el edificio y encargaron la obra al estudio francés Atelier du Pont, para convertirlo en un establecimiento de agroturismo, que combina los beneficios de una casa de vacaciones, pero sumándole los servicios que proporciona un buen hotel. Otro de los aspectos que nos ha conquistado es que las fincas que lo rodean son también propiedad de los dueños y con sus productos surten a los huéspedes con fruta, verduras y miel.
El estudio de Arquitectura se rodeó de un equipo de artesanos locales, para renovar el edificio de tres plantas y 12 habitaciones, cambiando parte de la distribución para hacerlo más cómodo, pero teniendo muy en cuenta que se encontraban ante un edificio singular, por lo que se quisieron respetar al máximo las directrices de la arquitectura menorquina: paredes encaladas, preciosos suelos de azulejos hidráulicos, muchos muebles de madera y fibras naturales, textiles orgánicos…
Sin embargo, a nosotros lo que nos ha llamado la atención es el Mix and Match que trasluce la decoración del hotel. Una combinación muy interesante de muebles daneses de los años 50´, con vitrinas inglesas y arte contemporáneo. El hotel es una sucesión de espacios, donde podemos encontrar estilos más relajados, junto a otros más sofisticados y elegantes, pero todos sumamente acogedores y llenos de inspiración.
Pero además, una de las premisas de los propietarios es que sus invitados disfruten del entorno rural y las instalaciones del hotel (como ese jardín con piscina y comedor exterior) preparando muchas zonas donde practicar actividades: una pista de petaca, un taller de cerámica, un espacio de juego para los niños, una sala de proyección, pistas de tenis, estudio para practicar yoga y hasta gimnasio. Imposible aburrirse hasta para los más inquietos, porque además se organizan salidas en bici o a caballo, y excursiones en Kayac.
Pero si ya las zonas comunes de Bec d´Aguila nos habían conquistado, las habitaciones merecen una mención aparte. Como habréis comprobado, cada una es diferente y también aquí encontramos esquemas decorativos distintos. Algunas de ellas tienen un aire más chic, con piezas de mobiliario de factura Mid Century (atención a las lámparas ♥), cabeceros entelados, y una paleta de colores muy actual. Los huéspedes también pueden optar por estancias más “mediterráneas”, más sencillas y cálidas, que invitan a la calma y a dejarse conquistar por el dulce “far niente” En resumen, un lugar para perderse para encontrarse y que esperamos os haya gustado tanto como a nosotros. ¡Sed felices!