No podemos negarlo, en nuestro día a día, trabajar con arquitectos de interiores tan talentosos como Patricia Lizalde es todo un lujo, pero también un reto. Son clientes que tienen las ideas muy claras y eso hace que nuestra creatividad vuele para surtirles de aquello que están buscando. Eso sí, cuando luego nos envían las fotos de sus proyectos terminados y vemos cómo han integrado nuestras piezas, nos llena una sensación de “Well Done!” que nos anima a seguir creciendo e inventando. Seguro que habéis visto en nuestro Instagram sus trabajos, pero hoy queríamos conocerla un poco más a fondo y por eso le pedimos esta entrevista. Y con ella os dejamos.
Cuéntanos un poco sobre ti.
Lo primero agradeceros que hayáis pensado en mí para esta sección. Es un honor participar en un espacio en el que se cuida tanto el diseño y el buen gusto.
Soy Patricia Lizalde, arquitecta de interiores e ingeniera industrial, mi pasión son los proyectos integrales de interiorismo y decoración de viviendas y tengo mi estudio en Zaragoza, aunque hacemos proyectos en todo el mundo.
Comencé mi carrera como ingeniera en un despacho dedicado al diseño y construcción de naves industriales y oficinas. Me encargaba de proyectos y de la dirección de obra. De ahí pasé al sector comercial donde creé mi primera empresa y donde desarrollé todo lo relativo al retail y la expansión de negocio. Pero mi verdadera pasión estaba entre los muros de una casa. Me latía el corazón más fuerte cuando pensaba en que podía mejorar espacios que veía desaprovechados, fríos, sin alma y mi cabeza siempre los recomponía hasta convertirlos en un lugar especial.
Me encanta transformar los espacios en hogares para que sean vividos, aportar mi pequeña visión y ayudar a otros a conseguir la casa de sus sueños.
¿Cómo descubriste tu vocación?
Siendo muy joven tuve claro que quería estudiar arquitectura porque de todas formas del arte, la que más me fascinaba era la que tenía que ver con crear belleza en los edificios, levantar espacios de la nada, espacios que cobijaran, que aportaran sensaciones, que crearan hogares…y tenía especial inquietud por las técnicas constructivas y la parte más física y matemática del proceso, porque aunque soy muy creativa siempre me he preguntado el por qué de las cosas, cómo funcionan y cómo se hacen.
No pude estudiar arquitectura entonces porque en Zaragoza hace 25 años no se impartía la carrera y no podía salir a estudiarla fuera, así que me matriculé en ingeniería industrial. Mi mayor atención fue hacia la parte de construcción e instalaciones en edificios, comenzando ahí a poder dar forma a mi pasión desde un punto de vista muy técnico.
¿Cuáles han sido tus referentes?
Santiago Calatrava me inspiró mucho en los primeros años de ingeniería porque aunaba ambos aspectos que yo encontraba en mí. La parte más creativa que hace fluir, como la suya como escultor y dibujante y la de ingeniero y arquitecto que materializa y encaja en la norma las ideas.
Un poco después descubrí a Lázaro Rosa Violán, que me embelesó desde el primer espacio suyo que conocí por la forma en la que trabaja los grandes volúmenes, cómo de una manera casi excéntrica (pero acertadísima) actualiza la esencia clásica de principios del s. XX haciendo proyectos que siempre van por delante. Me encanta cómo trabaja la ebanistería, el color y la luz.
¿Cómo definirías tu trabajo? ¿Por qué crees que tus clientes acuden a tu estudio?
Minucioso y muy cuidado. Me gusta hacer trajes a medida para mis clientes, escuchando sus necesidades e intentando sacarlos un poco de su zona de confort proponiéndoles cosas que hagan su hogar especial.
Creo que acuden a mí porque hago casas cálidas y acogedoras, que se pueden vivir. Vienen por lo que ven o les cuentan otros clientes y se quedan porque ven que detrás de lo que se luce hay procedimiento, rigor, técnica y mucho mimo.
¿En qué te sueles fijar cuando visitas un espacio en el que vas a trabajar?
En los elementos arquitectónicos propios del edificio, el entorno, los materiales con los que esta construido y sobre todo, como transita la luz en su interior o cómo yo veo que podría hacerlo. Me gusta conservar todos los elementos que se puedan de un lugar porque adoro lo auténtico y que tiene una historia. También me fijo mucho en las sensaciones que me transmite el espacio y de qué forma puedo trasladar allí las que quiere el cliente.
¿Cuáles son tus materiales favoritos?
Como orgullosa nieta de mi abuelo, que era tallista, la madera sin duda. El trabajo en la madera lo valoro mucho, por eso mis propuestas siempre pasan por una ebanistería cuidada.
También los suelos de madera natural son mi debilidad. Otros materiales que me gusta trabajar son el latón, la piedra y el barro. En general te diría que cualquiera que sea natural por encima de cualquiera artificial, que cada día procuro ir reduciendo a la mínima expresión.
¿Qué importancia crees que tiene la iluminación en un proyecto?
Toda. Principalmente la natural porque adoro cómo la luz del sol entra en una casa y transforma el espacio. Es mágico. Cambia de color durante el día de más cálida a más fría y de vuelta a más cálida; cómo se cuela entre cortinas y cómo, de repente, se intensifica o se suaviza.
Y por supuesto, la iluminación mediante lámparas y focos que me permite crear escenas más teatrales, más activas, más ambientales…En mis proyectos, el estudio lumínico juega un papel muy importante, porque me gusta adaptar la iluminación a las diferentes actividades o situaciones que se van a dar en un espacio. Acentuar una pieza de decoración, disponer de una iluminación indirecta para una actividad más relajada, etc mediante el juego de color de la luz, la intensidad, la ubicación o la reproducción cromática.
¿Qué requisitos debe tener un buen proyecto de reforma e interiorismo según tu criterio?
Fundamental buscar la manera más bonita de hacer lo funcional. Es decir, que el programa de necesidades el cliente se cumpla, por supuesto, partiendo siempre de los requerimientos más funcionales y técnicos, pero consiguiendo que sea muy bonito y acogedor.
¿Cuál es tu proyecto soñado?
No tengo un proyecto concreto en mente. Soy feliz con cualquiera, sea grande o pequeño, que me permita disfrutar de convertir un espacio en un hogar acompañada de unos clientes que sepan valorar el trabajo que hay detrás, que te den alas para sacar lo mejor de ti y que disfruten tanto como yo en el proceso.
Para una vivienda estándar de entre 60-70 metros cuadrados ¿Qué tres trucos de decoración compartirías con nuestros lectores?
– Abrir y comunicar espacios para potenciar la luz y dar mayor sensación de amplitud.
– Escoger un buen suelo, siempre que sea de madera natural, mejor. Eleva la calidez y la calidad del piso a otro nivel.
– Colocar cortinas bonitas, no hace falta que sean de tejidos muy sofisticados. Un lino está bien para que tamicen y den textura a la luz natural, además de que visten las paredes, y colocar apliques bonitos en pared y techo, de cristal, latón o fibras (según el estilo de la vivienda) para que la luz artificial haga su efecto decorativo por sí sola.
Mil gracias Patricia por responder favorablemente a nuestra propuesta y por todo lo que has compartido con nuestros lectores. Un modo preciosos de conocerte y también descubrir tu lado más personal. Esperamos que os haya gustado.
Sed felices y no olvidéis iluminar vuestros sueños.