Lo primero de todo daros un enorme GRACIAS por vuestros mensajes estos días. Me he sentido tremendamente querida y arropada, y afronto estos cambios con muchísima ilusión. Pero no me pondré sensible, que yo aquí he venido a hablaros como siempre de decoración. Y hoy vengo con un hotel muy especial, el Hoxton de París, un establecimiento increíble en el que pasar unos días si viajas a la capital francesa.
La fama del hotel venía precedido por la que tenían sus hermanos mayores, en Ámsterdam y Londres. En París se aloja en en un edificio histórico del siglo XVIII, que fue el palacio de un consejero del rey Luis XV. Posteriormente, muchos fueron sus usos, incluso alojó una fábrica, para increíblemente ser abandonado casi durante una década, antes de su remodelación. Lo más curioso de la misma es que en ella han tomado partido diferentes estudios de decoración. El londinense Soho House fue el encargado de diseñar las zonas comunes del hotel (el lobby y el restaurante) Y el estudio radicado en Mónaco de Humbert & Poyet fue en encargado de decorar las 117 habitaciones de las que dispone el establecimiento.
La reforma, especialmente en la planta baja, tuvo que respetar muchas de las características arquitectónicas del pasado histórico del edificio, como la impresionante escalera de la entrada o el suelo de piedra de los patios interiores. El estudio Soho House consiguió imprimirle ese estilo pintoresco y encantador, un mix and match perfecto, donde se combinan sillones de terciopelo, papeles florales y arañas de cristal, con piezas más contemporáneas, obras de arte y lámparas de factura industrial.
Humbert & Poyet, el estudio encargado del diseño de los pisos superiores, procuró dar ese charme francés (del que hablamos en este post) a las habitaciones. Con un estilo elegante, muy depurado, con muchos guiños al estilo clásico de las boiseries y la paleta de los colores tan “parisinos”, incluido el Classic Blue que ha sido nombrado por Pantone como el color del año 2020, y que cada día me gusta más. También encontramos referencias de la década de los 50´, especialmente en el mobiliario, con detalles geométricos. En resumen, el resultado son espacios sofisticados y llenos de personalidad, en los que priman una mislácea de texturas y materiales muy interesante.
Ya me contaréis si habéis estado en él, porque me encantaría hospedarme en uno de mis viajes. Mientras tanto, ¡ser felices!